Fue el color del poder
Y seguimos con nuestras clases de psicología del color, para mostraros cuáles son los efectos que conseguimos utilizando unos colores concretos. Así, hoy le toca el turno al violeta, que es el color de los sentimientos ambivalentes: es el color de lo masculino y lo femenino (por lo tanto se considera el color de la homosexualidad); de la sensualidad y de la espiritualidad. La unión de los contrarios es lo que determina el simbolismo del color violeta.
En el pasado, este color era el color de los que gobernaban, del poder. Por eso también ha sido históricamente un color eclesiástico, ya que algunos de los más altos cargos de la Iglesia visten de púrpura. También es el color de la magia y de la sexualidad, siguiendo con ese significado contradictorio que tiene.
El color de los extravagantes
El violeta se percibe como un color extravagante, por lo tanto, el que lo viste consigue llamar la atención. Incluso puede reflejar algo de vanidad. Puede ser un color demasiado atrevido para algunos.
Pero si lo tuyo son los colores atrevidos, elige un violeta, morado, lila (en el tono que más armonice con tu tipología y aparezca en tu paleta de colores), y te hará sentirte más seguro/a. Los más místicos aseguran que el morado es un color que ayuda a bloquear las energías negativas. Aun así, recomendamos no utilizarlo en reuniones o entrevistas de trabajo, porque puede crear cierta distancia entre ti y tu interlocutor (a no ser que sea eso lo que pretendes).
Aun a pesar de ser tan llamativo, el violeta puede ser un color muy sofisticado y asociado al lujo. Por lo tanto, puede ser perfecto para eventos donde se requiera seguir ciertas normas protocolarias.
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