Un coach de imagen puede ser clave para ayudarte a sentirte seguro con tu aspecto.
Muchos de nuestros clientes acuden a nosotros porque consideran que su estilo no refleja su personalidad. Algunos creen que no saben situarse en un estilo concreto y creen que lo necesitan para sentirse seguro.
Lo primero que tenemos que decir es que no debéis obsesionaros por “encasillaros” en un estilo. Lo normal es que la mayoría de nosotros tengamos una mezcla de estilos, lo cual para nada es negativo. Es todo lo contrario, algo positivo, porque facilita que podamos encontrar ropa que nos guste más fácilmente.
Además, cada uno tiene su estilo y no existe uno correcto hacia el que todos debamos inclinarnos. Todos los estilos son correctos y cada uno se siente seguro dentro de su espacio, con su propio estilo. El estilo es una proyección de nosotros mismos, de cómo somos.
Lo único, es que a veces no logramos reconocerlo y no nos sentimos identificados con un estilo en concreto. Ves que hay algo que no cuadra en tu imagen y no te sientes a gusto con tus estilismos habituales. De ahí que lo que necesites sean los servicios de un coach de imagen, que te ayudará a conocerte y, por extensión, a descubrir cuál es el estilo o estilos en los que te sientes cómodos.
En qué consiste el trabajo de un coach de imagen con respecto a tu estilo
Lo primero que debes preguntarte es, ¿qué es lo más importante para mí a la hora de vestir? ¿Por qué elijo la ropa que elijo? Por comodidad, por aburrimiento, porque no sé hacerlo de otra manera, porque me da miedo probar otras alternativas, porque estoy inseguro,…
De esta forma, el coach tendrá una idea clara de cuáles son tus opiniones y creencias sobre ti mismo. Asimismo, investigará para poder conocerte más a fondo, incluso donde tú no eres capaz de llegar. Es muy posible que tengas prejuicios sobre ti mismo, que te impidan verte como realmente eres. Y el coach de imagen te ayudará a hacerte ver todas esas características que pueden hacerte encajar en tu estilo.
Después de eso, debemos asegurarnos de que la imagen elegida te aporta seguridad. Si tienes miedo al cambio, habrá que ver si es por alguna razón externa, algún complejo, y trabajar sobre él. Puede que salir de tu zona de confort te dé vértigo, pero debes pensar en todo lo bueno que puede traerte el cambio. El cambio va unido a la incertidumbre y no por ello debemos bloquearnos. Aunque sea despacio, avanzar es lo importante.
Otro de los problemas suele ser que necesitas un guía para poder llevar a cabo el cambio o mejoras. Lo más importante es saber reconocer que quieres aprender y dejarte enseñar. Aprovechar los recursos que nos proporciona el coach de imagen (o asesor de imagen, si lo eliges), dejando el orgullo a un lado
En definitiva, lo que no queremos es que pensar en tu imagen te cree una frustración constante y que sea un ámbito de tu vida con el que no estés satisfecho. El coach de imagen estudiará cuál es la utilidad que quieres darle a tu vestuario en concreto y te ayudará a conseguirlo, desde la objetividad más absoluta. Nada está bien ni mal, todo depende de a quién se le aplique.